En familia se disfruta más: el tío nos enseña a tener placer por la puerta trasera. Siempre que el anciano venía a hablar con su familiar le daba esa suave bofetada y sentía que hacía temblar al tipo pero había algo que le impedía delatarse. Hasta que un día preguntó: ¿ya diste el culo? el somnoliento respondió: ¡peor que no! Quiero pero la vez que intenté dárselo me dolió demasiado y me di por vencido. Ah, pero es porque el cabloco no supo hacerlo. Ven con tu tío que te enseñaré y te pasarás el año, o mejor dicho, el ano.
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