Ni siquiera una valla impide que un perro callejero en celo atrape al vigilante. Lo malo de tener muchos machos es que cuando es un día lento para las pollas, las zorras trepan por las paredes sin nadie con quien follar. Así estaba el cabrón, como una perra en celo cuando decidió darse una vuelta por el barrio. Pasó por una empresa y vio a un guardia dentro. Se acercó e inició una conversación, pidiendo entrar a follar. Pero el hombre, a pesar de estar de humor y tener una erección, dijo que no podía, ya que habría una cámara en la entrada. La mejor manera es hacerlo aquí mismo, que es un punto ciego, a través de la valla.
Ella paga a todos los chicos que recoge para que desempeñen el papel. Ya ni siquiera me emociona desde que descubrí que todo es un acto.
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Ella paga a todos los chicos que recoge para que desempeñen el papel. Ya ni siquiera me emociona desde que descubrí que todo es un acto.