Motoca en veneno desconchada cabreada en el motel. Siempre que salía a trabajar me topaba con mi vecina, que ponía la cancioncita de siempre: ¿qué onda, gato, cuándo nos vamos a coger un motel? La cabra se rió y charló y pensó que nunca bebería esa agua. Hasta que un día despertó y todo salió mal: se peleó con su novia, llovía y la moto se averió. Llegó a casa con la cabeza caliente y allí estaba el niño en la calle, iniciando una conversación: ¿qué pasó, muchacho? Pareces estar enojado. Necesito relajarme en el motel. Así que vamos, realmente lo necesito...
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