Un maricón inteligente emborrachó a un hetero para que le montara la polla. ¡Estás loco, hombre, comiendo culos gay! Esa fue la frase que más escuchó el niño, mientras su anillo picaba con el deseo de probar la delicia. Pero no se rindió y aplicó una estrategia que funciona en el 90% de los casos: echar cachaça al hombre heterosexual para que se sienta “tranquilo”. No fue barato. Fue a la bodega y compró un Jack Daniels, el whisky favorito del niño, y le envió una foto. Media hora después el chico estaba allí disfrutando de la bebida. Hasta que llegó a la frase más esperada por el chaval: Nunca me he follado a un maricón pero si quiere sentarse sobre una polla, le dejo.
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