El yerno salió del armario y le entregó el anillo a su suegro. Primero habló con su hija, poniendo fin a todo. Entonces llegó el momento de abrirle el juego a su suegro. Dijo que realmente le gustaba su hija, pero que ya no podía reprimir su deseo por otros hombres y, como pensaba que era malo seguir engañándola, decidió terminar con todo. El anciano escuchó y fue comprensivo e incluso lo elogió por su actitud de aceptar sus deseos. Pero el viejo quiso más y comentó: ahora estamos solos. Si quieres empezar tu nueva vida con mi polla, siéntete libre.
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