El vaquero se convirtió en potra y los sementales están celebrando. Mucha gente piensa que los residentes rurales son sistemáticos y tienen prejuicios contra el sexo gay. No son de discutir, prefieren hacerlo. Y cuando uno de ellos decidió “dar la vuelta” y liberar su trasero para el trabajo del hacha, él era el culpable. Ahora los roceiros ya no necesitan ir al burdel de la ciudad ni pajearse porque tienen el culo libre para comer.
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¡Qué delicia!
Una verdadera plantación de caña de azúcar.