¡Qué madera!

Sintió un jeba negro por parte del negro en la camioneta en las primeras horas de la mañana. ¡Santa vaca! A los que les gusta el látigo negro les encantará ver a este negro en acción. El grandullón tenía el camión aparcado en la calle para descargarlo a la mañana siguiente cuando vio al chaval pasando la madrugada. Debía haber regresado del club de maricones cercano, pensó. Silbó y sin demora el perro callejero se puso en marcha. Por muy desvergonzado que fuera, pidió usar el culo del niño durante 5 minutos. Cómo decirle que no a un macho así y pronto el chico estaba desnudo, pollo asado en el paseo, ansioso por sentir su grueso, palpitante y brillante sombrero negro invadir su estrecho agujero.