Cualquiera que tenga un amigo gordito no se quedará sin polla ni leche. El chico grande llamó a su puerta realmente loco. Estaba fumando desde el green y disfrutando de la brisa. Pidió ducharse y entró a ducharse pero dejó la puerta abierta. Todo fue considerado cuidadosamente, porque sabía que cuando su compañero viera el tamaño de la boa constrictor, no podría resistirse y dejar caer la boca. ¡Dicho y hecho! Entró con la excusa de conseguir algo y pronto pudo saborear el duro nervio.
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