Joven pero ya convertida en guarra y se lo dio a toda la clase. Era un niño tímido cuando perdió su calabaza en el baño de la escuela. El chico malo lo llevó al cubículo y con todas sus fuerzas le clavó un palo grueso en el seco. Después de que el bastardo eyaculó, de su culo brotaba una mezcla de semen y sangre. No le gustó porque sentía mucho dolor, pero la segunda vez fue mejor. Con el mismo chico al que le gustaba el mate. Su culo se había adaptado a la gruesa polla y era simplemente placer. Pero el malo, no satisfecho con abrirse los pliegues, aun así se lo dijo a todos en la clase y todos querían comer también. Así fue como se convirtió en la perra de la habitación.
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