El joven fuego en el culo no siente pena por los pliegues. El niño pasó mucho tiempo intentando seguir la línea “recta”. Encontró novia y fue al cine, a la heladería, tomados de la mano, ese tipo de cosas. Pero sintió que algo faltaba, que el plato no saciaba su hambre, hasta que se lo mencionó a un compañero. El tipo inteligente resolvió el acertijo de inmediato: ¡lo suyo no es la vagina, lo suyo es que le den por el culo! El niño se sorprendió por la franqueza y asintió: a ver, ¿de verdad es así y tienes el valor de tomar mi calabaza? ¡A tiempo, amigo! El pequeño bribón golpeó un palo y prendió fuego en el culo del chico, que ahora sirve a toda la pandilla.
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