Se acercó a la gasolinera y celebró una fiesta con los roadsters. Un cambio inocente se convirtió en una diversión inesperada en la vida del niño. Fue entonces cuando necesitó mudarse y alquiló una casa cerca de una gasolinera, donde hay un terreno donde los machos descansan las horas obligatorias antes de regresar a la carretera. Se dio cuenta de que siempre había algunos ancianos caminando, fingiendo orinar y tocando su regordete cuerpo. En otras palabras, era señal de que querían algo más, así que comenzaron a caminar hacia allí también. El primero fue un chico cachondo que enseguida dijo claro: quítate los pantalones que me iba a poner. Él estaba en un apuro. El segundo tuvo reparos en pillarlo en la calle pero se dirigió a su casa. El camionero comió en la furgoneta y para rematar la noche, un camionero loco se corrió en su culo.
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