Perros grandes uniformados con las mejillas hinchadas listos para disparar. Hay una especie de enemistad entre la milicia y los sinvergüenzas, como la que existe entre un perro y un gato. Pero en el fondo son dos caras de una misma moneda, por lo que ambas despiertan los deseos más intensos entre hombres y mujeres homosexuales.
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