Sostener el culo satisfizo el hambre de polla. Una semana, dos, tres. Así como las pollas tienen hambre de culo, los imbéciles también tienen hambre de polla. Así estaba leke, con ese picor, el famoso trepando por las paredes cuando por fin llegó su pequeño contacto que se lo consigue como le gusta con ganas de enfadarse. Entonces sólo era cuestión de combinar el hambre con las ganas de comer.
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