Curioso, se divirtió como loco cuando la chica se metió en ello. Ni el heterosexual más valiente y rústico ha dejado de pensar: ¿cómo será que lo jodan? Lo sacan, los gays lo dan todos los días y les encanta, debe estar bueno. Marmanjo estaba en esta fase de dilema entre la curiosidad, la lujuria y el miedo a gustar y querer hacerlo siempre. Fue entonces cuando se lo confesó a su mejor amigo, íntimo amigo. Él entendió y dijo: si quieres saberlo, te lo mostraré, solo lleva el calibre de mi látigo...
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