Un cliente que se corta el pelo en una peluquería no paga por el corte. Cachonda acumulada y sin nadie para comer. Este es el dilema semanal para el 99% de los hombres activos. Así que fue a cortarse el pelo para distraerse, pero fue peor o mejor. Eso es porque el travieso peluquero seguía instigando, hablando sucio y diciendo que le gustaba la carpintería. En ese momento el chivo ni lo pensó y dijo: ¡bajen esta puerta porque ya estoy a punta de bala y necesito disparar!
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