Llamó a su hermano para jugar y se aferró al joystick negro. Pasaron años haciendo todo con normalidad, como lo hacen los compañeros del colegio: deberes, juegos, series. Pero ya era hora de la siguiente fase así que el chaval tuvo que dar el paso de salir de la friendzone: ¿vamos a follar? El negro se rió pensando que era una broma, pero cuando el cabrón agarró el trozo y se lo metió en la boca, supo que iba a ser serio.
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